Los ríos... y otros cursos de agua más esporádicos (verbi gratia, torrentes) realizan una selección de la carga que transportan, clasificando las partículas según "su tamaño"... pues, normalmente, salvo algún caso de "rarísima densidad", existiría una relación directamente proporcional con "su peso".
... ya que son transportadas (¡precisamente!) sobre el fondo del cauce por arrastre, rodamiento y/o saltación (dependiendo de la fuerza de las aguas).
Los granos de arena llegan a ser elevados del fondo por los movimientos turbulentos del agua, describiendo trayectorias irregulares hasta caer de nuevo. En los cauces arenosos, estos adquieren cierta ritmicidad y dan lugar a las ondas de corriente (ripples).
Durante las crecidas, la energía de la corriente llega a ser suficiente para elevar también los guijarros, golpeándolos unos con otros y produciendo un gran estruendo.
En este caso, las partículas se hallan uniformemente distribuidas en toda la masa acuosa merced a la turbulencia de ésta.
Los iones de las sales y los minerales solubles constituyen la "carga de disolución", cuya cantidad es función, fundamentalmente, de su solubilidad.
Esta separación mecánica de los materiales según su tamaño, hace que las arcillas y sales disueltas sean transportadas con cierta rapidez y a mayores distancias, mientras que las gravas y arenas son desplazadas lentamente, recorriendo distancias menores.
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